Thursday, February 02, 2006

Soneto 4

Continúo abstracto en la derrota,
y de marcha en un lisiado creo,
toda su tortura es su deseo,
y destruyo su cuerpo si no rota.

No es un verdugo si me azota,
ya su sangre lucha con su aseo,
pues tiene que desvirgar su ateo
para ser un océano en gota.

Tuvo la obediencia y el cansancio
cuando lo enterró de sí la cosa,
pero tal cosa no existía.

Su nombre a solas le sabió muy rancio,
y supo que su muerte no reposa,
que de tanto morir, luego vivía.

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