Soneto 2
No quiero que me creas sino que me comprendas,
porque no se entiende el pudor desde la rima
ni aún cayendo el cielo de su propia sima
(por quererme -te- no ha de ser que el alma vendas;
ni aún cuando lo que dices "corazón" te cuente,
y en esa imagen te justifiques desdoblada,
y en tu manifiesto ausente por nombrada
ames, absoluta, como el destino miente).
Dando espacio al sacrificio que te invoca
y desde el litigio en el cual te adoro
no quiero ya sino el discurso de tu poro:
ese camaleón que ante el tiempo se disloca.
Y contemplar desde el relámpago el estruendo
cuando y porque la circunstancia va muriendo.
porque no se entiende el pudor desde la rima
ni aún cayendo el cielo de su propia sima
(por quererme -te- no ha de ser que el alma vendas;
ni aún cuando lo que dices "corazón" te cuente,
y en esa imagen te justifiques desdoblada,
y en tu manifiesto ausente por nombrada
ames, absoluta, como el destino miente).
Dando espacio al sacrificio que te invoca
y desde el litigio en el cual te adoro
no quiero ya sino el discurso de tu poro:
ese camaleón que ante el tiempo se disloca.
Y contemplar desde el relámpago el estruendo
cuando y porque la circunstancia va muriendo.